27 de mayo de 2011

Obispos de Ecuador alientan comunión ante crisis en Sucumbíos

REDACCIÓN CENTRAL, 27 May. 11 / 01:01 pm (ACI)

El Presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE), Mons. Antonio Arregui Yarza, concedió una entrevista a ACI Prensa en la que se refirió a la crisis del Vicariato Apostólico de Sucumbíos, en donde los obispos del país han hecho un llamado a "robustecer la comunión".
La crisis en el Vicariato de Sucumbíos se originó luego de que el Vaticano aceptara la renuncia de Mons. López Marañón, carmelita descalzo de origen español, el 30 de octubre de 2010 y se designara luego como Administrador Apostólico al P. Rafael Ibarguren Schindler, miembro de los Heraldos del Evangelio.
La decisión de darle la Administración del Vicariato a los Heraldos ha sido duramente cuestionada por Mons. López, miembros de la congregación de los carmelitas y diversos fieles motivados por ellos, lo que ha generado una serie de enfrentamientos, incluso físicos, y una serie de medidas de fuerza en Sucumbíos como el cierre con candado de algunos templos y la ocupación de la Catedral de Nueva Loja.
Semanas antes de que se anunciara este cambio, el entonces Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Cardenal Iván Dias, le remitió una carta a Mons. López Marañón criticando que "la visión pastoral llevada adelante por usted no siempre era conforme con la exigencia pastoral de la Iglesia", por lo que "el nuevo Administrador Apostólico tendrá que organizar el Vicariato e implantar de manera diferente todo el trabajo pastoral".
El Cardenal Dias también le manifestó al Obispo López que "la Congregación considera oportuno que después del nombramiento del nuevo Administrador Apostólico Vuestra Excelencia deje el Vicariato, trasladándose a un lugar diferente, si fuese posible a su país de origen".
La opinión del Cardenal Dias resulta relevante porque al ser Sucumbíos un Vicariato Apostólico, considerado tierra de misión, está bajo la supervisión de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.
En la entrevista con ACI Prensa el 26 de mayo, Mons. Antonio Arregui expresó su satisfacción porque "están declinando los enfrentamientos y las dificultades" en Sucumbíos y explicó que la vigilia de algunos pobladores organizada por los carmelitas "ya la desmontaron" y "ya están también desapareciendo los candados" de algunos templos que se habían cerrado de esta forma para desconocer al nuevo Administrador apostólico.
Con estos avances para superar los roces, dijo el Prelado, "se converge nuevamente hacia la normalidad".
Recientemente, tras un diálogo propiciado por la CEE con los misioneros carmelitas y de los Heraldos del Evangelio, los obispos ecuatorianos informaron que los miembros de ambos grupos religiosos saldrían de la localidad.
En un comunicado difundido el 24 de mayo, los obispos señalaron que "conforme a las disposiciones emanadas por el Superior General de la Orden de Carmelitas Descalzos, el equipo de frailes carmelitas que servía en San Miguel de Sucumbíos ha salido de la zona y ha entregado formalmente a Monseñor Angel Polivio Sánchez Loaiza, Delegado Pontificio, los espacios y tareas que corrían a su cargo".
Por su parte, "los misioneros Heraldos del Evangelio, luego de una serena revisión de todas las circunstancias, han considerado oportuno, como un gesto de delicadeza y disponibilidad con el Santo Padre, poner en sus manos la comisión recibida".
Según explicó el Presidente de la CEE a ACI Prensa, "con los carmelitas antes de todo eso había llegado una petición del Superior General de ellos para que el equipo actual saliera, y la idea parece ser de que vendrán otros para que no pierda la diócesis su presencia del carisma carmelitano".
En el caso de los Heraldos, Mons. Arregui señaló que "se deliberó y ellos pensaron, ellos propusieron que podrían abrir un espacio de tranquilidad, de reflexión y de pensamiento más detenido sobre los problemas si ponían en manos del Santo Padre la encomienda que habían recibido".

Mons. Gonzalo López Marañón

Tras recibir la carta del Cardenal Dias, el Vicario Emérito de Sucumbíos, Mons. Gonzalo López Marañón, escribió a los obispos de Ecuador y dijo que "lo que sí me da duro al corazón, es el ultraje irrogado a la pobre Iglesia de Sucumbíos con la llegada de la nueva administración apostólica de los Heraldos del Evangelio (qué elección tan despiadada, Señor)".
En su carta del 22 de diciembre del 2010, Mons. López también lamentó que "el pecado por el que se me está enjuiciando con tanto rigor" fue "haber querido responder con toda determinación y sin medir consecuencias humanas, a las demandas del Evangelio de Jesús en su Iglesia".
Asimismo, el Prelado inició una huelga de hambre el 24 de mayo a la que ha titulado "Para curar heridas y reconciliar Sucumbíos".
El bloguero católico Luis Fernando Pérez Bustamante comenta sobre el Obispo López que, tras su paso en Sucumbíos, quedaron una serie de problemas como "sacerdotes ordenados sin apenas haber recibido otra cosa que catequesis litúrgica para poder celebrar misa, casos ‘personales’ poco compatibles con el voto del celibato, ausencia tremenda de administración de sacramentos, teología de la liberación a tutiplén (en abundancia), etc., (que) eran el pan nuestro de cada día de esa Iglesia local".
Otro de los motivos de pugnas entre simpatizantes de ambos bandos durante estos meses fue el control de Radio Sucumbíos, que pertenece a la Iglesia Católica en la zona y cuyo control los simpatizantes de los carmelitas rehusaban entregar a los Heraldos del Evangelio.

Intervención del gobierno

Recientemente, medios de prensa ecuatorianos han informado sobre enfrentamientos físicos entre simpatizantes de ambos sectores, que han obligado a la intervención de la Policía Nacional, en ocasiones con el uso de gases lacrimógenos.
En marzo de este año, el Presidente de la República del Ecuador, Rafael Correa, también intervino en la crisis, amenazando en primera instancia con ejercer su derecho a veto en el nombramiento de obispos para Ecuador, contemplado en el tratado (Modus Vivendi) firmado con la Santa Sede, pues consideró a los Heraldos del Evangelio como "tipos que se visten al estilo medieval, con sotana en plena selva amazónica, y que quieren borrar del mapa toda la acción pastoral y social".
Poco tiempo después el Presidente ecuatoriano relajó su postura, señalando que "estos padres (Heraldos del Evangelio) son muy buenos para la ciudad, le ponen énfasis a los sacramentos y a la familia, pero en Sucumbíos también se requiere una gran promoción social para reformar las estructuras de injusticia que existen, como lo hacían monseñor López y los carmelitas".
Para Correa, "el presidente, el Gobierno no pueden inmiscuirse en esas cosas religiosas. Los hicimos hace unas semanas porque fue necesario, se estaba creando un enfrentamiento social y era nuestro derecho intervenir", y subrayó que "es una cuestión de la Iglesia, que tiene que designar a un nuevo representante".
Llamado a la comunión
Precisamente sobre estos intentos de intervención política, el Presidente de la CEE señaló en la entrevista a ACI Prensa que el "gran progreso" es que "la evolución ha sido muy positiva, porque continuamente ya las autoridades civiles cuando hablan dicen que se trata de un problema de la Iglesia, interno de la Iglesia, y que el Estado como Estado laico no tiene para qué meterse ni tratar de arreglarlo".
Mons. Arregui, señaló que el malestar en algunos pobladores es comprensible, pues la salida de un Obispo es un caso especial, que "no suele pasar todos los días".
El Prelado señaló a ACI Prensa que "lo que normalmente sucede es que cuando el Obispo se va pues todo el mundo llora para que no se vaya, la gente no quiere que se vaya".
"A veces está la percepción que suscita el nuevo pues porque es nuevo por una parte y porque de pronto algo ha dicho o ha hecho que ha molestado a algún sector que estaba en contra, pero normalmente ‘nunca el agua pasa a desbordar el puente’", afirmó.
Mons. Arregui pidió calma a los pobladores de Sucumbíos que actualmente no cuentan con atención pastoral tras la salida de los Heraldos del Evangelio y los carmelitas.
"Este domingo no hubo quién ofició la Misa" y también se ha visto perjudicada "la gente que estaba en preparación de bautizo y de otros procesos sacramentales y catequéticos. Esto se va a suplir en breve con los sacerdotes que van a ir de las diócesis" de Quito, Guayaquil, Ibarra, Ambato, Loja y San Jacinto de Yaguachi, explicó.
En la entrevista con ACI Prensa, Mons. Arregui se manifestó confiado en la pronta solución de la problemática, pues "normalmente el común de los creyentes suele tener confianza en sus pastores y en cuanto alguna cosa no les termina de gustar en un momento pues en fin lo acepta, y después poco a poco se va nivelando en su criterio".
"Eso es lo que estamos buscando hacer, un robustecimiento de la comunión", concluyó.

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