22 de mayo de 2011

De la apariencia a la realidad. ¿Por cuánto tiempo se podrá esconder esta última?

La Catedral de Nueva Loja, en construcción peremne, podría ser el símbolo del título que encabeza este comentario. Su nombre ha saltado a las cabeceras de los diarios nacionales, al haber sido "invadida" por algunos miembros partidarios de la administración carmelita que gobernaba en el Vicariato de San Miguel de Sucumbíos hasta octubre del año pasado.
Con intención de hacer más teatral este acto de vandalismo sacrílego, no se les ocurrió a los frailes carmelitas y al sacerdote diocesano Edgard Pinos, otra idea genial que la de traerse desde Cascales dos autobuses de indios, con lanzas y todo. Los dos agentes de la policia que hacían guardia no supieron como reaccionar delante de singular aparición.
Para cuando llegaron los "refuerzos", el griterio interno en la "nave abandonada", no permitía hacer otra cosa que el correspondiente parte policial. Habría que esperar que el Juez diese la orden de desalojo. ¡Como si la policia estuviese para esos juegos! El día anterior habían tenido la experiencia al intentar hacer cumplir la Ley en la emisora diocesana, también invadida por los agentes del isamis carmelita. Y fue la propia señora gobernadora que les ordenó suspender la acción de la Justicia.

Vista de la Catedral desde la Avenida



Los indios se fueron avergonzados, y amenazando a los sacerdotes que les habían engañado de denunciarlos a la Comisión de Derechos Humanos, por haberles tratado y discriminado como si fuesen criaturas inferiores. Les ofrecieron dinero (10 dolares por persona) y almuerzo, para ir a ayudar a los "padrecitos carmelitas en la construcción de la Capilla".
"No hay nada nuevo bajo el sol", dice la Sagrada Escritura. Y todo se acaba sabiendo: lo bueno y lo malo. Lo que ya se ha destapado, ha hecho abrir muchos ojos a personas que no tenían muy claro el papel que realizaban los carmelitas y sua agentes: poco pastorales y muy politizados; poco preocupados con la salvación de las almas y dedicados a organizar "células de acción" rápida, como se ha visto ahora.
Mons. Rafael, el nuevo Administrador Apostólico, y sus misioneros, preocupados en reorganizar el Vicariato y administrar los Sacramentos (Bautismo, Confesión, Matrimonio, etc.) y confiados en que las autoridades eclesiásticas --tanto de los carmelitas como de la Conferencia Episcopal, y hasta del Vaticano-- tomarían las medidas adecuadas para que los desmanes que a todo momento les organizaban los carmelitas y algunos sacerdotes diocesanos (pocos, es claro, porque no los hay) acabarían, solo hablaban de paz y concordia.
Al final de la historia, por lo menos hasta el momento, los mandaron regresar a Quito, para "conversaciones". Y se debieron de ir contentos, pues los propios nervios tienen un límite para aguantar.
La señora gobernadora, asesorada ciertamente por el señor presidente, y es probable que también por el vice-canciller uruguayo (dicen que era de la tribu de los Tupamaros, sic), acabó tomando partido en la disputa y en un acto salomónico mandó salir de la Provincia a todos: carmelitas y Heraldos. Y pontificó que la Iglesia Católica debía resolver sus asuntos internos y no ser la causa de las agitaciones que se realizaban en la provincia.


Esta es la "Catedral"en su estado actual. No parece que sea tan dificil "invadirla".


Hemos tenido un "domingo sin Dios", se podría decir. Sin embargo, la verdad es que Dios esta en todas partes. No hemos tenido misas, ni bautismos, ni primeras comuniones, ni matrimonios, ni confesiones. Somos una Diócesis abandonada, como la Catedral, que en esta segunda foto nos muestra bien la realidad de 40 años de "actividad" del su último Obispo, Mons. Gonzalo López Marañón, OCD.
Que obezca a sus superiores, que obezca al Papa y abandone su dura cerviz. Humillado saldrá, parece que no lo quiere. Pues que se vaya cargado con todas las medallas y condecoraciones que los actuales detentores del poder en Ecuador le han concedido. Sus hermanos de hábito, cuando llegaron hace 80 años a la selva amazónica traían solamente el hábito, sus Capas blancas y el Breviario.

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