"El Odio es un borracho al fondo de una taberna, que constantemente renueva su sed con la bebida”. Así es, aquí en Sucumbíos existe un grupito de gente que está embriagada de odio, ¿por qué? no sabemos. Es sorprendente ver personas, supuestamente dignas, que en vez de promover la paz promueven la discordia.
Nos acaba de llegar el relato de una modesta familia de Lago Agrio, nos pidieron dejar la narración de forma anónima, por temor a represalias. Con desconcierto por un lado y por otro lado con mucha indignación de verse impotente ante estos hechos, nos demuestran la agresividad que sigue tomando el grupo rebelde de isamis, lo que asombra es que son los propios religiosos carmelitas que están incitando a mujeres y hombres de este grupo a tomar actitudes no solamente hostiles en contra de la Santa Sede, sino actitudes antisociales contra los moradores de Lago Agrio; en este caso se atrevieron cobardemente a golpear a una joven mujer. Existen suficientes pruebas de tales hechos.
Nos acaba de llegar el relato de una modesta familia de Lago Agrio, nos pidieron dejar la narración de forma anónima, por temor a represalias. Con desconcierto por un lado y por otro lado con mucha indignación de verse impotente ante estos hechos, nos demuestran la agresividad que sigue tomando el grupo rebelde de isamis, lo que asombra es que son los propios religiosos carmelitas que están incitando a mujeres y hombres de este grupo a tomar actitudes no solamente hostiles en contra de la Santa Sede, sino actitudes antisociales contra los moradores de Lago Agrio; en este caso se atrevieron cobardemente a golpear a una joven mujer. Existen suficientes pruebas de tales hechos.
A continuación el relato:
Una joven (Andrea Mera) que asistió a una reunión de carácter público convocada por Radio Sucumbíos el día 09 de mayo en las instalaciones del FEEB, fue agredida verbal, física y psicológicamente, por un minúsculo grupo que dice representar a la Federación de Mujeres y las Comunidades de Base, todo a vista y paciencia de sacerdotes carmelitas y diocesanos, quienes en vez de impedir el brutal acto, celebraban tal actuación.
Informamos que, entre los agresores se destacó, como una de las principales, la Sra. Amparo Peñaherrera, esposa de un español.
Informamos también que este minúsculo grupo ha resuelto tomarse la catedral y, en el vicariato, ha expresado que no van a medir las consecuencias hasta no conseguir su objetivo. Estándesobedeciendo completamente las palabras del Sr. Presidente de la República, quien dijo que iba a expulsar a quienes causen desordenes públicos y causando conmoción social.
Reiteramos nuestro total repudio a la actuación del Asambleísta Armando Aguilar, quien sigue metiéndose en el conflicto, que con sus declaraciones no hace más que encender los ánimos e incitar a la violencia; de la misma manera el alcalde Yofre Poma, aunque con una forma disimulada y un poco maquillada, está apoyando a estos rebeldes, permitiendo que un minúsculo grupo de isamitas hagan sus protestas en las instalaciones del Municipio.
Las autoridades locales se hacen de la vista gorda y no actúan con mano dura, permiten así que un grupito de españoles (Jesús Arroyo, Pablo Gallegos, Juan Berdonces, Sonsoles Pérez, Laura Martin) y una colombiana (Jenit Cabezas) confronten al pueblo de Sucumbíos, puesto que ellos son los principales líderes de este grupo de insurrectos, a más de sacerdotes diocesanos de isamis (Edgar Pinos, Pablo Torres, Raúl Usca).
¿Que esperan las autoridades para actuar? ¿Acaso quieren que haya muertos para hacerlo? ¿Dónde se ha visto que extranjeros tengan derecho de causar disturbios y conmoción social? En otro país, ¡hace rato le hubieran deportado!
¿Hasta cuándo no harán respetar el clamor de la gran mayoría del pueblo de Sucumbíos?
Igual que en la consulta popular el SI ganó – aunque en una forma muy apretada, 48% aprox. – el resto de ecuatorianos debe respetar la voluntad de la mayoría del pueblo, de la misma manera acá en Sucumbíos – donde más del 80% no quiere que los carmelitas y diocesanos permanezcan al frente del Vicariato – debe respetarse esta voluntad.
Este brutal acto, ¿va a quedar en la impunidad, y nadie va a decir nada?
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