12 de julio de 2011

Por fin obedece

Fuente: http://www.intereconomia.com/blog/cigueena-torre/por-obedece-20110712

Y no entiendo la paciencia derrochada con él

El obispo emérito de San Miguel de Sucumbíos, el carmelita español López Marañón, por fin ha sucumbido. Ya era hora. Montó una Iglesia liberacionista que terminó alarmando al Vaticano y con la edad más que cumplida se le aceptó la renuncia presentada. Pero con un añadido especial y poco común. Que abandonara cuanto antes Ecuador fijando su residencia preferiblemente es España. Como si no nos llegara con Godayol.
La desautorización fue tan clamorosa que sustituyó a los carmelitas que acompañaban a López Marañón en el vicariato nada menos que por los Heraldos del Evangelio. Algo así como sustituir a Uriarte por Munilla. Por si alguien no se había enterado del cambio radical. Pero el obispo, y los carmelitas españoles que le secundaban, se las tuvieron tiesas con Roma y dijeron que no estaban para obedecer. Supongo que a la voz del capitalismo que debe ser lo que piensan es Benedicto XVI. Aunque lo que piensen es lo de menos. Lo cierto es que obispo demérito y belicosos carmelitas hicieron a Roma un corte de manga.
Y el vicariato se dividió llegando incluso a las manos más de una vez quienes querían a los heraldos y quienes secundaban a los carmelitas. Los católicos normales, en este caso todos partidarios de la liberación, se sintieron felices por liberarse de los carmelitas. Y porque regresara el culto católico. Y además eran mayoría. Los otros, mientras tanto, a incordiar.
El presidente de la República naturalmente se manifestó a favor de estos extraños hijos de San Juan de la Cruz, obispo dimisionario incluido, y aquello se convirtió en un campo de batalla. Hasta que se tomó la decisión de que se fueran los unos y los otros. Mientras tanto el viejete, modelo de obediencia a Roma, no sólo seguía en Ecuador, contra todo lo mandado, sino que inició una de esas mentirosas huelgas de hambre que por mucho que se prolonguen no hacen la menor mella en el huelguista. Vamos, que no pierde ni un kilo.
Así las cosas, y con el contento vaticano que cabe imaginar, la situación se hacía insostenibe para el pobre viejete que se creyó alguien y que hasta tal vez pensara que iba a doblegar a Roma. Donde parecía que les traía sin cuidado la huega de hambre o su simulacro, la suerte de Sucumbíos y la madre que parió a todos. Y López Marañón debió darse cuenta de su papelón con un ayuno que no interesaba a nadie y que no devolvía Sucumbíos a sus hermanos carmelitas. Y sucumbió. Por fin hace lo que debió hacer unos cuantos meses antes. Se nos viene a España. Donde pasará un año sabático en el convento carmelita de Ávila. También absurdo, como todo en él, lo del año sabático. Que se solicita para volver, tras un año de descanso, de estudio o de lo que sea. Y ya me dirán a qué va a volver este López que concluido el año sabático tendrá ya 79 años.
Fracaso total pues de la revuelta que sólo a unos no muy en sus cabales pudo parecerles que podía llegar a un término favorable a ellos. Roma, aunque en un primer momento no diga nada no suele aceptar con gusto los cortes de manga. Y termina vengándose. No tengo ni idea sobre si los heraldos regresarán a Sucumbíos. Puede ser que sí o que no. Pero quienes no van a volver son López Marañón y su mariachi.
Y el gorrillo del obispo que se lo traiga a Ávila que allí los inviernos son fríos y largos.  

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